Como me ocurrió con la nueva edición de “Viaje a pie” de Josep Pla o “Viaje de Italia” de Pérez Galdós, la nueva edición de este libro de Pío Baroja, me lleva a su relectura en el tomo XIII, “Ensayos I”, en sus Obras Completas de Círculo de Lectores del año 1999. Allí también releo el prólogo al tomo de Gonzalo Sobejano y las notas a la edición de Juan Carlos Ara Torralba, que es de donde saco la mayoría de la información que transcribo.
El libro está fechado en Itzea en 1918 y ese mismo año fue publicado por la editorial familiar Caro Raggio, y sólo volvió a publicarse, aparte de en las dos ediciones de las O.C. de Biblioteca Nueva (1948) y de Círculo de Lectores (1999), en 1920 y en la edición conmemorativa de 1982, siempre en Caro Raggio, de manera, que es uno de esos libros que con buen criterio, Ediciones 98 ha tenido a bien recuperar ya que ni el habitual fondo de Austral, ni el de Alianza ni el más reciente de Tusquets lo recogen en sus fondos.
El mismo Baroja en el prólogo explica por dónde van los tiros: “Ahora, un poco corrompido por el relativo éxito que ha tenido “Juventud, egolatría”, pretendo que la paralela de la actualidad se complete y forme un libro.
El que vaya leyendo las páginas de “Las horas solitarias” verá que al hablar de la actualidad no me refiero precisamente a la actualidad política ni a la internacional, sino a la actualidad de una persona en un tiempo, es decir, a la representación de la vida ambiente en mi conciencia en el momento que pasa. Un libro que comienza con ese propósito no puede tener un plan arquitectónico, y este no lo tiene. He ido escribiendo sin orden lo que me ha ido pasando por la imaginación y me han sugerido los acontecimientos.
Las horas solitarias es un libro como los de juventud, en que uno habla demasiado de sí mismo; pero eso no importa…
…Hay dos maneras de escribir principales: una es la clásica, la académica, que consiste en componer los libros y escribirlos a base de la lectura de los antiguos, siguiendo ciertas reglas; la otra es la anárquica, la romántica, que estriba en imitar la naturaleza, sin preocupación de regla alguna…
…No hay para qué decir que yo no tengo nada de académico: soy individualista y dionisíaco…”
Sin embargo y a su pesar, según apunta Gonzalo Sobejano, y cualquiera puede comprobar con sólo leer el índice, la arquitectura “barojiana”, siempre bajo ese supuesto de su negación existe de una manera clara en este libro a través de: “estos puntales unificadores: el tiempo (las estaciones del año, de invierno a otoño), el espacio (viajes o estancias siempre dentro de España: Madrid con salidas al sur y al norte del país en “Vida de invierno”; Aragón en “Una excursión electoral”, narrada en el segundo libro a manera de anécdota pintoresca; y Guipúzcoa en “Primavera”, “El verano” y “Crepúsculos de otoño”, los tres libros restantes); un tercer factor de unidad relativa sería de actitud más que de tema, y se anuncia en el subtítulo: “Notas de un aprendiz de psicólogo”.
Con estas premisas de coherencia temporal, espacial y actitudinal –bastante laxas- compone Baroja una serie de breves ensayos, no pocos de ellos en tesitura de diálogocon interlocutores reales o imaginarios, nombrados o anónimos…”
“…Con razón estima José Carlos Mainer (Editor de estas O.C. de Círculo de Lectores) “Las horas solitarias “uno de los libros más significativos de Baroja” y un “ejemplo de esa peculiar estructura no estructurante del escritor donde la prosa y sus temas se ajustan a la marcha ondulante de las sensaciones o de la experiencia”.
En fin, una buena ocasión para leer o releer a Baroja y acercarse a su manera de “pasar el rato”, que diría Pla.
Pío Baroja. “Las horas solitarias. Notas de un aprendiz de psicólogo”. Ediciones 98. 2012. 368 páginas. 19,95€. |